Una manera poética de contar la verdad
Introducción
El origen de nuestra existencia se encuentra en una dimensión espiritual, un hogar donde todo es maravilloso. En este espacio, no necesitamos alimentarnos, trabajar ni pagar nada por ser y estar; simplemente existimos en un estado de elevada espiritualidad. Aquí, el mal no tiene cabida y todos somos seres espirituales que proyectamos un cuerpo residual, el kármico, que hemos tenido en otras vidas. Explora la Dualidad de la Vida Espiritual para comprender mejor este estado elevado.
El sentido de todo
Vivimos en una plena conciencia de la verdad. Nuestro hogar está repleto de paisajes fantásticos, siempre iluminados, donde nunca se hace de noche. Existen diversos grupos y familias que comparten experiencias y conocimientos. Algunos viajan a través del tiempo y el espacio, mientras que otros son eruditos que comprenden el significado profundo de casi todas las cosas. También hay familias pequeñas que, tras millones de vidas, habitan mundos diferentes. Todo fluye en armonía, y cada ser se comporta conforme a la conciencia universal. Explorar la dualidad de la vida espiritual nos ayudará a entender nuestro propósito aquí.
La clave
Sin embargo, en nuestro mundo, hay un pozo muy grande, hermoso por fuera, adornado con adoquines rojos y filigranas de hierro. Este pozo, aunque estéticamente atractivo, es profundo y oscuro. Cada vez que pasamos junto a él cuando paseamos por nuestro hogar, sentimos la inquietud que provoca su oscuridad, pero no desde un enfoque negativo. Esta oscuridad nos atrae, nos despierta curiosidad y nos invita a explorar qué hay en su interior. Para entender completamente esta atracción, es importante explorar la dualidad de la vida espiritual.
Lo inevitable
De vez en cuando, a pesar de vivir en un paraíso, decidimos entrar en el pozo. En este descenso, experimentamos la máxima oscuridad, olvidando quiénes somos y perdiendo la noción del ser y del yo. Vivimos momentos de auténtica pacificación, pero también enfrentamos pánico y miedo, pues nos sentimos solos y desamparados. Recordamos, en esos instantes, nuestro verdadero hogar, y esta nostalgia provoca un profundo temor por lo que sentimos que hemos perdido.
Toda lucha es interna
En la oscuridad del pozo, también podemos hallar armonía al tomar conciencia de nuestra situación. Recordamos que, aunque estemos inmersos en el miedo, el pozo no es nuestro hogar. Es solo un viaje momentáneo, una experiencia para vivir el contraste. La oscuridad nos ofrece una polaridad inmensa: sentimos frío y calor, conexión y aislamiento. Esta dualidad es esencial para nuestra evolución. Explorar la dualidad de la vida espiritual nos permite apreciar estas diferencias.
Es fundamental recordar, incluso en los momentos más oscuros, que pronto saldremos del pozo y regresaremos a nuestro querido y maravilloso hogar. Cada uno de nosotros está destinado a volver a ese estado de armonía y luz. La vida tridimensional es una experiencia diseñada para que tomemos conciencia y valoremos la infinitud y la eternidad de nuestro ser.
Conclusión
Este viaje de vida, con sus altibajos, nos invita a reflexionar sobre la luz que llevamos dentro y la importancia de mantenernos conectados con nuestro origen espiritual. Solo así, podremos navegar por las sombras con la certeza de que, al final, siempre regresaremos a casa. Explora la Dualidad de la Vida Espiritual para encontrar la paz en este viaje.
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